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viernes, 3 de diciembre de 2010

Algunas explicaciones sobre la inflación de los alimentos y de la energía en China (y por extensión en el resto del mundo)



El temor no es que los mercados emergentes vayan a volver al tipo de hiperinflación que fue tan dañina en el pasado. La preocupación es que los altos precios de los alimentos y de la energía, combinados con limitaciones a la capacidad de producción y el relajamiento monetario de la Reserva Federal en Estados Unidos, obligue a los bancos centrales de los mercados emergentes a elevar las tasas de interés más de lo que se espera. En Brasil, China e India el incremento de los precios se hace evidente. Ese es especialmente el caso en algunos países asiáticos, que se considera han mantenido las tasas de interés inapropiadamente bajas debido a su preocupación por la fortaleza de sus socios comerciales desarrollados, como EE.UU.
Una de las razones por las que los bancos centrales de China y otros países asiáticos podrían acelerar el endurecimiento de sus políticas es que las tasas de interés siguen en niveles muy bajos establecidos después de la crisis financiera de 2008, pese a que muchos de estos países no fueron golpeados tan duramente como las economías desarrolladas.
En las economías emergentes, los precios de la comida y la energía juegan un rol más importante en las presiones inflacionarias que en las grandes economías desarrolladas. Este ha sido un gran problema en países como Indonesia, donde la inflación está en 5,8% o en India, donde está en 8,6%.Como resultado, cuanto más suban los precios de la comida y la energía, más agresivamente podrían reaccionar los bancos centrales. "A partir de cierto punto, un incremento en el precio de los commodities no es favorable para los mercados emergentes", opinó. Ruchir Sharma, jefe global de activos de mercados emergentes en Morgan Stanley Investment Management.[1]
En el plano internacional, las subidas de precios no harán más que exacerbar la incertidumbre sobre las perspectivas de crecimiento de la economía china, la cual es elemento esencial para una recuperación global duradera. Los más recientes pasos para contener el exceso de liquidez y las enérgicas medidas que el gobierno chino ha tomado para estabilizar los precios son prueba de la determinación de los diseñadores de políticas chinos de poner coto a la inflación. Este es un fenómeno que no parece que tendrá solución en el plazo más inmediato, pues los países ricos y cargados de deudas siguen inundando la economía mundial con su dinero recién impreso. 




Esta decisión fue calificada por el diario estadounidense Wall Street Journal como una forma de “desempolvar una medida de la planificación centralizada socialista” y citó a algunos economistas, en el sentido de que la decisión podría responder más a preocupaciones políticas que a los verdaderos efectos negativos de la inflación. Government-imposed pricing is the nuclear option of counter-inflation measures.[2] De cara a un enorme mercado de 1.300 millones personas, el Gobierno central chino considerará una multiplicidad de factores al tomar dichas medidas. El país ha aprendido muchas lecciones de su anterior sistema centralizado y, en consecuencia, será particularmente cauteloso al aplicar algunas políticas estatales, para evitar que empeore la situación.
Los controles de precios eran muy fáciles para la policía en una economía planificada. Ahora China tiene decenas de millones de supermercados de propiedad privada y comerciantes en el mercado. Esto no es como controlar el precio de la gasolina, cuyas dos refinerías son propiedad del Estado. Los minoristas buscan la forma de proteger sus beneficios. Las fuerzas externas también están en juego. Y no está claro quién correrá con los gastos. Si los supermercados se ven obligados a mantener los precios bajos, la medida afectará a los proveedores (agricultores). Y, en ese caso, el Gobierno tendría que intervenir con subsidios.[3]
No hay dudas de que el alza de dos dígitos en los precios de los alimentos es responsable por 4,4% de inflación anual hasta octubre[4]. Pero esto no significa haya disminuido el suministro de los principales alimentos. Al mismo tiempo, el aumento del costo de mano de obra ante los esfuerzos del gobierno chino por elevar los ingresos y mejorar las condiciones de vida del pueblo, así como las continuas subidas de precios en los mercados mundiales de materias primas contribuirían a una mayor subida del IPC el próximo año.
Para Mark Williams, de Capital Economics, hay motivos para dudar de la eficacia del control de los precios. Cuando se pusieron en práctica esas medidas en enero de 2008, el precio de los alimentos se incrementó un 17% en los dos meses siguientes porque los controles no se pusieron en práctica de forma exhaustiva. Los límites a los precios pueden resultar contraproducentes para los consumidores, si, por ejemplo, las empresas responden limitando su producción o incrementando las exportaciones, provocando escasez de artículos de primera necesidad en su propio mercado. Las autoridades chinas seguirán teniendo problemas si no se enfrentan a las causas de la inflación en lugar de centrarse en los síntomas. En 2008, la inflación de los alimentos la provocaron los cuellos de botella en la cadena de suministro[5].
"La inflación es el enemigo de la estabilidad social", dijo Hu Xingdou, profesor de economía del Beijing Institute of Technology, que espera que la inflación pudiera alcanzar el 10 al 20% el próximo año. Según Financial Times, un punto de vista sombrío de la mayor parte de los economistas[6].
            El aumento de precios en los alimentos afecta directamente a los chinos más pobres. Más de 81 millones de personas en China necesitarán raciones de alimentos para sobrevivir el invierno y la primavera después de los desastres naturales que azotaron al país durante este año. La respuesta del gobierno chino es la repartición de ayudas extraordinarias a las familias más pobres. Los residentes de bajos ingresos recibirán los subsidios temporales junto con sus prestaciones de la renta mínima del mes. Estas prestaciones, que constituyen una parte importante del sistema de seguro social de China, permiten a las familias de reducidos ingresos en las zonas urbanas y rurales adquirir alimentos y prendas de vestir adecuados.
            En los primeros días de diciembre, China entregará 52,4 millones de dólares en subsidios a los campesinos más pobres de las regiones central y occidental del país. Cada uno de los más de 4,6 millones de adultos mayores que no tienen hijos y carecen de medios para mantenerse recibirá además una subvención mensual no inferior a 20 yuanes. La medida, que regirá hasta marzo de 2011, busca reducir la presión a que se están viendo abocados los más necesitados a causa de la escalada alcista[7].
La semana pasada, datos oficiales revelaron que durante los diez primeros días de noviembre, el precio por mayor de las verduras más populares en China, como el repollo, los pepinos y las papas, subió 62% en 36 de las principales ciudades del país con respecto a 2009. El precio del ajo se elevó 95,8% y el del jengibre en 89.5% en el mismo periodo.[8]
Los aumentos de precios de los alimentos son la explicación de la inflación china, pero ¿qué hay detrás de su subida? Las inundaciones, incluyendo un diluvio en la provincia de Hainan el mes pasado, hicieron daño a algunas cosechas. Las cosechas también han decepcionado en otras partes del mundo: la Food and Agriculture Organisation de Naciones Unidas dijo que el costo de las importaciones mundiales de alimentos pueden exceder 1 billones de dólares este año, sólo 5 mil millones de dólares del record en 2008[9]. La inflación china se está exportando a la economía mundial.
Otro tema estrechamente relacionado con la inflación es la burbuja de activos. Desde finales de 2009 hasta principios de 2010, el mercado inmobiliario de las grandes ciudades de China ha mostrado una tendencia a la formación de una burbuja, pero que ahora la situación se ha estabilizado, como consecuencia de lo cual no se producen alzas en los precios de la vivienda en las ciudades de segundo orden. Algunos analistas indican que las medidas restrictivas dictada por el gobierno chino para evitar el incremento de los precios están arrojando un saldo positivo.  China debe librar una batalla por el exceso de capitales que circula en la economía del país. Esto es resultado del crédito que los bancos chinos han inyectado a la economía durante los últimos dos años, y de la política de relajación monetaria de Estados Unidos.


Sobre las especulaciones sobre una nueva crisis en los precios de los alimentos



Las especulaciones sobre una nueva crisis en los precios de los alimentos pueden ser exageradas, a juzgar por una investigación realizada para estimar la cotización futura del trigo y del maíz. La tendencia es de una elevación modesta hasta 2015, sin repetir las alzas de este año. Al mismo tiempo, la agencia de la ONU para alimentación y agricultura (FAO) actualizó sus previsiones, indicando que el surgimiento de nuevos cultivos podría compensar la menor cosecha de trigo este año, pero que la escasez alimentaria continuará siendo una amenaza.
La investigación realizada por Reuters hace una proyección de cinco años, recogiendo evaluar tendencias de más largo plazo. Se muestra que en 2015, con valores ajustados por la inflación, el precio del maíz y del trigo estará abajo del máximo registrado este año, pero que la soja estará más cara. Aún así, los datos no confirman la expectativa de fuertes alzas. En 2007/08, un alza global en los precios de los alimentos, causada principalmente por un salto en la cotización del petróleo, causó disturbios en algunos países. En tiempos recientes, los precios de las materias primas no vinculadas con la producción de energía se correlacionan cada vez más con el precio del petróleo. Un ensayo de Ke Tang y Wei Xiong, profesores en las Universidades de Renmin de China y Princeton respectivamente (Index Investment and Financialization of Commodities), concluye que esta correlación creciente es el signo de que los mercados de materias primas viven un proceso de “financialización”: sus precios se influyen mutuamente, y además dependen crecientemente de los precios de determinados activos financieros; en otras palabras, el precio de una commodity no depende exclusivamente de su oferta y demanda, sino de un amplio conjunto de factores originados en los mercados financieros.
 Este año, la quiebra de la cosecha rusa de trigo y el aumento de la demanda en China generaron temores de una nueva crisis, haciendo que el mercado de granos alcanzara los mayores precios de los últimos años.  La amplia variación en las estimativas ofrecidas por Reuters con relación a los 13 productos agrícolas en 2015 muestra que existe una incertidumbre con los precios. Los valores medios colocan el maíz y el trigo debajo de los valores máximos de este año, pero la soja debe quedar 12% arriba, siendo cotizados respectivamente a 5,5 dólares, 7 dólares y 14,9 dólares por bushel.
En su estimación, FAO redujo la previsión de la producción de cereales para 2010, en parte a causa de la sequía en Rusia, la peor en cien años. Este tipo de efecto climático que según los científicos se hará más común en el futuro. Además de eso, hay una fuerte demanda en China por granos y oleaginosas, aunque los precios hayan reculado en fechas recientes, gracias a la decisión de Beijing de liberar los stocks para controlar las cotizaciones. Según algunos especialistas, el control de los precios de los alimentos a largo plazo exige una ampliación de la producción, lo que puede transcurrir, por ejemplo, de una elevación de la productividad en el África subsahariana o de la ampliación del área cultivada en Brasil.


[1] The Wall Street Journal, “Emerging Wild Card: Inflation”, (28/11)

[2] Blog China, The Wall Street Journal, “As Food Prices Soar, A Crucial Test For Beijing”, (2/12)

[3] The Daily Telegraph, “China's food crisis spells end of record highs”, (29/11)

[4] Financial Times, “Inflation scare will hurt China’s economy”, (18/11)

[5] The Wall Street Journal, “Inflated Risks to Economy in China”, (19/11)

[6] Financial Times, “Beijing acts on surging food prices”, (30/11)

[7] Reuters, “Asia struggles to boost food output as inflation bites”, (1/12)

[8] The Wall Street Journal, “Inflation Adds to Pressure for Stronger Yuan”, (29/11)

[9] The Economist, “Hunting down the hoarders”, (18/11)

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