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jueves, 21 de octubre de 2010

Geopolítica: Brasil en el gran juego de ajedrez mundial


Con los descubrimientos de las reservas de petróleo en la zona del pre-sal, Brasil será considerada la cuarta mayor reserva de petróleo del mundo y podrá hacerse una gran potencia mundial. La historia prueba que integrar el gran juego mundial del petróleo genera repercusiones geopolíticas, militares y financieras globales. El petróleo no es una mercancía como cualquier otra. Fundamentalmente, es el principal energético utilizado en el mundo y todo lo que involucra impacta en las finanzas internacionales, pudiendo generar crisis con resultados imprevisibles.
Tener reservas extraordinarias de petróleo y exportarlas por el mundo exige que Brasil use su capacidad militar para garantizar los canales de comercialización de petróleo en cualquier lugar del mundo. ¿Brasil estará frecuentemente en guerra y será convocado con fuerza siempre que su petróleo esté amenazado? Esa parece ser la lógica de ese sector, estimulada inclusive porque las industrias militar y del petróleo están interconectadas. Hacer la guerra para garantizar el petróleo da una enorme ganancia de escala al selecto grupo de empresas como las estadounidenses Halliburton, que lucra a ambos lados del problema y llegan a influir en las elecciones presidenciales.
La defensa y la explotación del pre-sal, además de la exportación a amplia escala de petróleo abre espacio para que alguien reivindique la adopción por parte de Brasil de la capacidad atómica para disuadir a otros actores internacionales interesados en proyectar su propio poder en las reservas, medios de transporte y almacenamiento de petróleo (cerca de 2/3 del petróleo brasileño ya son almacenados en los navíos de Petrobras, lo que suscita el desarrollo de submarinos atómicos).
Los estudios, proyectos, análisis geopolíticos y hasta entrevistas en foros internacionales ahora engloban ineludiblemente el pre-sal, que pasó a ser también prioridad en la compra de armamento por parte de las fuerzas armadas. Apresuró inclusive la adquisición de cuatro submarinos convencionales del tipo Scorpéne a Francia y la decisión de consolidar el proyecto de construcción del primer submarino brasileño a propulsión nuclear. El paquete militar y de transferencia tecnológica, suscrito entre Brasil y Francia, suma 6,7 mil millones de euros.



Los submarinos convencionales, como el Scorpéne, servirán de base para el desarrollo del futuro submarino nuclear brasileño. El propulsor, que no está incluido en el acuerdo, será desarrollado por la Marina. Casi 1,9 mil millones de euros serán destinados al proyecto y a la construcción del astillero y de la base naval. La ejecución del programa propiamente consumirá 4,9 mil millones de euros, siendo 1 mil millones en adquisición de torpedos y de tecnología del proyecto tanto del submarino convencional como del nuclear. La transferencia de tecnología representa un aspecto decisivo y crucial. El proyecto y la construcción del futuro submarino nuclear - casco, sistemas, reactor y planta de la propulsión - están presupuestados en 2 mil millones de euros. Los cuatro submarinos convencionales costarán 1,66 mil millones de euros, 415 millones cada uno.
El tradicional discurso de protección de Amazonia se modernizó y pasó a ser compartido entre la frontera al norte y la frontera marítima brasileña. En una alianza entre Itamaraty, la Defensa y la Marina, el gobierno intensificó las negociaciones en la ONU para ampliar el territorio marítimo brasileño. El pedido original es de 2004 y preveía 950.000 km2 más, equivalente a toda la región Sur. La ONU respondió parcialmente a favor en 2007, dejando fuera cerca de 200.000 km2.
Brasil posee un amplio territorio y litoral lo que imperiosamente implica muchísimo por defender: un centro-sur desarrollado, una atesorada Amazonia y un pre-sal desestabilizador a explorar. Así, existen amenazas en dos posibilidades de conflicto: el de la Amazonia y el del Atlántico Sur.   El Atlántico Sur ya fue ruta marítima obligatoria rumbo al Índico y al Pacífico, hasta que la apertura de los canales de Suez (1869) y de Panamá (1914) concentrara el flujo del comercio marítimo occidental en el Mediterráneo y en el Atlántico Norte.
Durante el siglo XX, el Atlántico Sur permaneció como el más pacífico de los océanos, a pesar de algunas acciones aisladas. El Atlántico Sur volvió a ganar cierta importancia en la época de los super-petroleros, durante los años 70 del siglo pasado, en función de la primera crisis del petróleo y de la interrupción temporal del tráfico de navíos por el Canal de Suez. En 1982, se hizo escenario del conflicto armado entre Argentina y Reino Unido, por las islas Malvinas. Es probable que el largo aislamiento geopolítico de este océano este llegando al fin.
            El incremento de la producción petrolera de las reservas localizadas en las cuencas sedimentarias de los litorales de América del Sur y de África Occidental puede aumentar la importancia estratégica del Atlántico Sur, contribuyendo a la reducción de la dependencia de Estados Unidos y otros países occidentales en relación al petróleo de Medio Oriente. Sin incluir el potencial del pre-sal brasileño, la producción diaria de petróleo en el mar en América del Sur puede crecer de 2,5 millones de barriles en 2005 a 6,1 millones de barriles para 2030 (un crecimiento del 144%). En el mismo periodo, la producción en el litoral de África puede pasar de 4,9 a 12,4 millones de barriles por día (un crecimiento de 153%).
El aumento del comercio internacional, cada vez más dependiente del transporte marítimo, llevó a la estructuración de un sistema fuertemente globalizado. Cualquiera que sea su bandera, el navío mercante frecuentemente es propiedad de un conglomerado multinacional, mientras que la carga pertenece a otro y el seguro es hecho por un tercero. La tripulación generalmente procede de diversos países. ¿A qué país cabría dar protección al navío y a su carga, así como a la tripulación, contra posibles amenazas?
La complejidad de la tarea de garantizar la seguridad del tráfico marítimo y de las actividades conectadas al uso económico del mar, en escala global, sugiere la adopción de medida cooperativas. Esto se justifica, pues la seguridad de cada nación está cada vez más conectada a la seguridad del sistema internacional y puede ser afectada por cualquier amenaza al uso de los mares.
            Actualmente, más de dos mil millones de personas viven a distancias de hasta 100 Km. de una línea costera. Por los mares circulan aproximadamente 50 mil navíos de porte oceánico, que transportan un 80% del comercio mundial. Todos los años, casi dos mil millones de toneladas de petróleo (un 60% de todo el petróleo producido) son transportados por vía marítima.
            Las rutas marítimas de interés inmediato para Brasil incluyen a la de América del Sur, con ramificaciones en el Pacífico, América del Norte y Europa y las de África Occidental y del Cabo de Buena Esperanza. Pero, estos intereses comerciales se están desplazando a Asia u pasando a incluir países como China, India, Japón, Corea del Sur e Indonesia. Los intereses marítimos de Brasil no están limitados al área vital, constituida por la “Amazonia Azul”. El área primaria de influencia del Poder Naval Brasileño comprende todo el Atlántico Sur, entre América del Sur y África, así como parte del Océano Antártico. El área secundaria incluye el Mar del Caribe y parte del Pacífico Sur, en las proximidades del litoral sudamericano. La región fue escogida por albergar puertos estratégicos, usinas nucleares y reservas gigantescas de petróleo.
            Después de simulaciones que incluyeron una operación de rescate en una plataforma de petróleo, un desembarque-sorpresa en el litoral capixaba y la ocupación estratégica del archipiélago de Fernando de Noronha,  terminó a fines de julio el mayor ejercicio conjunto realizado por las Fuerzas Armadas, el primero enfocado en la defensa de los pozos de la capa pre-sal. Durante 12 días, cerca de 10 mil hombres del Ejército, de la Marina y de Aeronáutica enfrentaron situaciones de amenaza creadas especialmente para la Operación Atlántico 2 en un área que va del litoral paulista al archipiélago de San Pedro y San Pablo, a 1.010 kilómetros al nordeste de Natal.
            En uno de los ejercicios, un grupo de buceadores de combate de la Marina usó cuerdas para descender rápidamente de un helicóptero Super Puma sobre la plataforma P-43 de Petrobras, en la cuenca de Campos, con el objetivo de capturar a los terroristas y rescatar rehenes con vida.  En el centro de operaciones montado en Rio, los comandantes monitorearon cada acción a distancia y orientaron la reacción de los criminales con equipos de videoconferencia. Las Fuerzas Armadas también simularon escenarios de amenaza a los campos de petróleo del Sudeste –rápidamente protegidos por navíos listos para reaccionar a ataques de fuerzas hostiles-.
            La protección de las actividades marítimas en escala global excede la capacidad de un solo país, aunque fuera una superpotencia. Por eso, la Marina de Estados Unidos lanzó, en 2005, la iniciativa denominada Asociación Marítima Global (más conocida como “La Marina de los mil navíos”), confirmada por la nueva Estrategia Marítima norteamericana en 2007. La interrupción de actividades marítimas vitales puede causar serios daños a la economía brasileña.


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