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martes, 2 de noviembre de 2010

Análisis de la (re)constitución del sistema eléctrico brasileño

Hasta 2014 no faltará energía para atender al mercado, afirma José Rosenblatt, titula de PSR Consultoría, en un panel presentado al Comitê Estratégico de Energia da Câmara Americana de Comércio. La misma certeza fue sostenida antes por su socio Mário Veiga, en Rio de Janeiro, en el Encontro Nacional do Setor Elétrico (Enase). Obsérvese que todos los agentes y el gobierno brasileño hace años escuchan atentamente al PSR, influyente en el pasado y en el destino sectorial. La asertiva está bien articulada para los próximos años: plazo de construcción de una nueva usina. Y no incurre en el equívoco de considerar potencias instaladas, sino la producción sostenida de KWh. Los cálculos incluyen la contratación de la energía de reserva –precontratada para sustituir la hidrogeneración-, guardando, así, agua en los lagos hidroeléctricos, mientras reduce su pasaje por las turbinas. La reserva se constituye a partir de las usinas eólicas y la biomasa, pero, de hecho, el operador nacional del sistema se sirve también de las térmicas a óleo combustible y a diesel para aquietar sus preocupaciones con el equilibrio entre la oferta y la carga.
Para Rosenblatt, la cogeneración de energía a partir del bagaço de la caña de azúcar alcanzó una escala mucho menos que la planeada debido a las dificultades de conexión de las usinas a las líneas de transmisión. Recientemente, sin embargo, surgió un mecanismo que favorecerá las inversiones. Quedó determinado de entrada que cada usina haría su conexión, un esquema que funcionaba bien para las medias y grandes empresas. En relación a las pequeñas, la mayoría, no era posible juntar tres o cuatro para que hubiera ganancia de escala. Se tomó un tiempo para que hubiera definición para la instalación compartida. La crisis financiera internacional de 2009 también hizo que diversos proyectos fueran postergados y otros incluso cancelados. Con el escenario actual más positivo, deberá haber una reanudación.
Rosenblatt estima preliminarmente una holgura del 3,5% en la oferta, que sube a un 8%, en 2013, y cae a un 5,6% el año siguiente. Una de las causas de la abundancia se dio el año 2009, cuando el mercado no creció. Y ¿sí ocurriese en enorme crecimiento del PBI? El producto puede aumentar un 7,1% al año por cuando la oferta aguanta. Además de eso, siempre se pueden realizar licitaciones A-3 o A-1, por los cuáles con tres años o un año de anticipación, las distribuidoras pueden señalar al Comité de Seguimiento del Sector Eléctrico sus necesidades adicionales. Y hay usinas que pueden ser rápidamente construidas en esos casos (eólicas, por ejemplo).
Y ¿sí hay atraso en la construcción de las usinas hoy programadas? También se superan las dificultades. Por los mismo criterios. Hoy la situación es mejor que hace quince años, cuando los atrasos eran vertiginosos (Porto Primavera, Itaparica, Angra). Y ¿sí ocurren atrasos en las obras de las usinas y un fuerte crecimiento del PBI? Ahí el uso de energía de reserva, además de las otras providencias anteriores impedirá la falta de energía en el mercado, hasta 2014. Veiga y Rosenblatt lamentan la falta de nuevos lagos de acumulación de gran porte, que ayudan bastante a regularizar los ríos y almacenan, armónicamente, la energía de las eólicas y de las térmicas. PSR esboza y estimula sus ansiedades en relación a los cambios climáticos, tratadas por ellos con preocupación y que demandan más intensidad por parte de los planificadores.
Sin embargo, cuando el próximo presidente de Brasil inicie su mandato, el 1 de enero de 2011, independientemente de cual de los candidatos sea elegido, por lo menos una preocupación no tendrá: la de dar un nuevo guiño al modelo regulatorio del sector eléctrico, como fue necesario en 2003, cuando el presidente Lula asumió un país aún asustado con el racionamiento ocurrido en 2001 y 2002. Empresarios, consultores y consumidores son unánimes en decir que el país tiene un marco regulatorio consolidado, estable y con reglas claras, que necesitará sólo pasar por pequeños perfeccionamientos como la licencia ambiental, gravámenes y tributos, el papel de Aneel y la renovación de las concesiones.
Para el presidente de la distribuidora de energía Light, Jerson Kelman, el modelo actual del sector eléctrico es una evolución gradual a partir de los perfeccionamientos que fueron siendo implementados a lo largo de los últimos 10 a 12 años[1]. “En los años 90, teníamos un sector eléctrico vertical, estatizado. Hubo un guiño liberal, en la creencia de que el mercado resolvería la expansión del sistema. Al mismo tiempo, hubo un atraso en la reglamentación de la ley de concesiones y un atropello general en el proceso. Ese cuadro generó el racionamiento y la necesidad de la revisión del modelo, hecha a finales del gobierno de Fernando Henrique. El modelo que está ahí, construido por la entonces ministra Dilma Rousseff, tomó como base esa reválida”. El presidente de Light dijo que la reducción de impuestos y gravámenes de energía debe pasar por una reforma tributaria amplia. Ese proceso tiene que calcular el poder adquisitivo del consumidor con el valor final de la cuenta de luz, tomando en consideración los impuestos. La idea sería definir un límite del que el consumidor puede pagar además de los costos para cubrir generación, transmisión y distribución.
            El medio ambiente es otro tema importante que el futuro mandatario tendrá que resolver. Los constantes conflictos entre hidroeléctricas y sectores de la sociedad y el análisis de los proyectos de forma aislada encarecen los costos de las usinas y al final de cuentas es el consumidor el que paga la factura. Kelman defiende un cambio en la legislación ambiental para reducir brechas legales que paralizan obras y atrasan el desarrollo del sector.
En rigor, el gran debate es si Brasil debe o no abrirse a construir grandes lagos hidroeléctricos que aún no inició. La sociedad aún no es conciente de los costos y los beneficios, riesgos y oportunidades, de carácter social, ambiental, económicos, geopolíticos, jurídicos, diplomáticos, regulatorios, etc. El uso del agua es múltiple: transporte acuático, deportes, turismo, ocio, pesca, abastecimiento, saneamiento y otras. El debate no es obvio.
La solución encontrada por técnicos de ingeniería del sector eléctrico para construir hidroeléctricas, por ejemplo, en Amazonia, sin la necesidad de grandes anegamientos y pánico entre los ambientalistas va a dificultar la implantación de hidrovías en la región[2]. Las reservas gigantes, utilizadas durante años en la construcción de usinas, acababan “corrigiendo” las caídas de agua, lo que facilitaba la navegación. Sin ellos, el pasaje de las barcazos con cargamentos sólo será hecho con la construcción, en algunos casos, de un número casi tres veces mayor de esclusas –especie de compuerta que permite que las embarcaciones suban y que desciendan los ríos.
Para contornear las barreras ambientales y explorar la capacidad de generación de energía en los ríos amazónicos, el sector eléctrico abandonó el viejo modelo de construcción de hidroeléctricas y pasó a desarrollar proyectos como conocidos fábricas hilo de agua. Esa nueva forma busca concentrar el flujo del río para mover las turbinas, evitando el anegamiento de grandes áreas. La hidroeléctrica de Bello Monte, en río Xingu, es un ejemplo de usina hilo de agua. En la década del 70, cuando comenzó a ser estudiada, la iniciativa con 11.233 megawatts (MW) de potencia resultaba en el anegamiento de un área de 1.200 kilómetros cuadrados, el equivalente a más de dos tercios de la ciudad de San Pablo. Con los cambios en el proyecto, el área anegada cayó a 516 kilómetros cuadrados.
El otro punto de análisis se refiere a las esclusas. Esos pasajes para barcos, si se hace junto con las obras, imputan un aumento irrelevante, del 5% en el valor total. Realizadas con posterioridad, representan un costo del 30% del valor total, además de las contingencias que hay que sobrellevar en una usina que ya está produciendo energía. Es innecesario citar que el transporte por los ríos –muy usado en Europa y Estados Unidos- es el más barato, el menos contaminante y, en el caso de Amazonia, de enorme función social, pues es por los ríos –y no por camión o avión, mucho menos tren- que los niños van a la escuela y los enfermos son llevados a los hospitales.  Las fábricas de Santo Antonio - 3.150 megawatts - y Jirau - 3.300 MW - en fase acelerada de construcción, en el Río Madeira, no tendrán esclusas. Y el mismo se aplica a Bello Monte. Las tres serán obstáculos al pasaje de barcos[3].[4]
Las cinco usinas que el gobierno pretende construir en Rio Teles Pires (MT) para 2016 también serán hechas con el nuevo modelo. Eso va a postergar una vez más la construcción de la hidrovía Teles Pires-Tapajós, lo que disgusta a los productores rurales de la región. Si el modelo antiguo de usina fuera usado en Teles Pires, el gobierno tendría que construir seis hidroeléctricas, con una esclusa conectada a cada proyecto, para garantizar la navegabilidad de 1,4 mil kilómetros entre foz do Tapajós y el municipio de Nova Canaã do Norte (MT). Estudios preliminares indican que, para garantizar la navegación del Teles Pires serían necesarios cerca de 14 mil millones de reales, o sea mil millones de reales cada 100 kilómetros del río. El problema es que el potencial de carga a ser transportada es de, a lo sumo, 5 millones de toneladas por año.
El sector de energía  está bajo constante presión. Por un lado, son organizaciones no-gubernamentales (ONGs), como las extranjeras Greenpeace y WWF, aliadas a las entidades brasileñas, que cuestionan todos sus pasos. Del otro, el sector fluvial está en el ojo del Ministerio de Minas y Energía, por no respetar el curso de los ríos. La usina de Tucuruí fue inaugurada hace más de 20 años y sólo ahora serán concluidas las esclusas, que permitirán el pasaje de barcos por el río Tocantins. En respuesta a los ambientalistas, que critican las usinas de Jirau y Santo Antonio –en construcción- y Belo Monte –en proyecto final- las autoridades del área de energía responden con firmeza. Recuerdan que, en el mundo, sólo un 15% de la energía es de origen renovable y, en Brasil, se tiene la bendición de disponerse del 55% de energía de fuente hidráulica.
Hay una reacción importante  al daño inicial provocado por una hidroeléctrica, pero la intervención en la naturaleza es infinitamente menor que la quema continúa de carbón o petróleo por decenas de años, como ocurre en el resto del mundo. Recientemente, el presidente de la Empresa de Pesquisa Energética (EPE), Maurício Tolmasquim, declaró que, si fueran hechas todas las hidroeléctricas prevista para la Amazonia –que darían a Brasil condición impar en el mundo, tanto en generación de energía para el desarrollo, como en operación en bases sustentables –la intervención en el bioma equivaldría a un 0,5% del bioma amazónico.

Razones del aumento en el precio final de la energía


En este cuadro, la mala noticia es que el precio final de la energía deberá subir mucho en el periodo analizado. En las tarifas puras el alza debe acercarse al 30%. Pero el consumidor final paga, además de las tarifas, los gravámenes y los tributos que no dan señales de enfriarse. Una de las principales causas de la elevación prevista está en el mayor uso de usinas termoeléctricas. Normalmente en el nordeste. ¿Por qué en esta región? Debido a los incentivos fiscales. Y buena parte, así como las nuevas usinas eólicas, son usinas ubicadas en el litoral. Eso trae un problema de transmisión que es complejo, por sí sólo (cuando hay y no hay viento). Inmediatamente, observa Rosenblatt, urgen nuevos mecanismos institucionales que estimulen la transparencia y la cuantificación de costos y beneficios; Brasil carece de nuevos criterios y metodologías, además del dibujo de nuevos procedimientos.
Adicionalmente, si hubiera un atraso en la construcción de las líneas de transmisión de las usinas del Río Madeira, habrá necesidad de elevar la generación de energía eléctrica por usinas térmicas. Chipp dijo que, debido al tamaño de la generación de las usinas, la tardanza en la construcción de las líneas preocupa[5]. “Las líneas del Madeira siempre preocupan, porque usted va a tener 6 mil MW disponibles”, dijo. Si el área de generación de energía fuera anticipada, conforme viene aconteciendo con la mayoría de las iniciativas hidroeléctricas, a finales del año que viene ya será necesario tener las líneas de transmisión funcionando, cuya construcción está tardando debido a las licencias ambientales.
Además, la preocupación no es sólo ambiental. “La gente está preocupada también con otros tipos de problemas como el de la construcción. Son líneas que exigen innovación tecnológica, son 500 kilómetros de red continua. Aunque los fabricantes sean de gran porte, con experiencia, eso siempre preocupa, por la característica de la transmisión. Y por la distancia de la región, por la posibilidad de algún fenómeno climático”, dijo Chipp.
Aunque las obras de construcción de las usinas de Jirau y Santo Antônio están en ritmo acelerado, previendo una anticipación del inicio de la generación comercial y ampliación de la capacidad inicial de los proyectos. En Santo Antônio, cerca de un 35% de las obras civiles fueron concluidas. La expectativa es que en el inicio de la generación comercial de la usina de Santo Antônio sea concretado en diciembre de 2011. Confirmada la fecha, será una anticipación de doce meses en relación al plazo estipulado por el edicto, que establecería enero de 2013[6].Además de la anticipación, el consorcio encaminó en septiembre pedido a Aneel para un aumento de la potencia instalada. La idea es instalar cuatro unidades generadoras más, lo que aumentaría en cerca de 300 MW a la capacidad de la usina, que saltaría de 3.150 MW a 3.450 MW. Ese aumento exigirá más de 750 millones de reales.
La anticipación del inicio de generación de la usina permite que el consorcio tenga la posibilidad de vender parte de la energía generada en el mercado libre, ampliando sus ingresos. Se estima que, con la anticipación y motorización, haya un bloque de 10,5 GWh. En paralelo a las obras, el consorcio invirtió en acciones de sostenibilidad en el entorno de la iniciativa. Fueron aplicados 939 millones de reales en programas ambientales, de reorganización de las poblaciones urbana y rural y otras iniciativas de mejoría de las comunidades.


Costos de la sequía en la generación eléctrica brasileña


Si la sequía que alcanza a Brasil no cesa hasta el final de noviembre, los costos adicionales con el uso de usinas termoeléctricas para complementar la generación de energía van a superar los 500 millones de reales. Según el presidente del Operador Nacional del Sistema Eléctrico (ONS), Hérmes Chipp, el año pasado, esos gastos alcanzaron los 130 millones de reales. Lo que preocupa es el nivel de las reservas de las hidroeléctricas, que sufren con la falta de lluvias. En las cuencas de la región Nordeste, por ejemplo, el nivel actual es de 43,56%, siendo que la meta de seguridad para finales de noviembre es de un 45%. En el Norte, la tasa es del 41,2%, pero, aunque ese nivel sea bajo, no hay meta para la región[7].
            Lo que viene garantizando la distribución en todo Brasil es la situación confortable de las reservas en las cuencas del Sudeste / Centro Oeste (hoy en un 47,23%, con meta de seguridad del 39% al final del próximo mes) y el Sur (actualmente en un 60,5%, sin meta)-Como tales áreas presentan volumen excedente, la energía allá generada está siendo enviada para el Norte y el Nordeste. La hidrología tiene buenas señales de mejora en la sequía., que es prolongada por el fenómeno El Niño. “Estamos sólo esperando la señal de que el clima en la reserva de Tucuruí (en la región Norte) pase de seco a húmedo para direccional todo el excedente del Sur y Sudeste para el Nordeste y garantizar que no haya necesidad de mantener la producción con termoeléctricas”, afirmó Chipp.
El profesor Roberto Brandão, investigador del Grupo de Estudios del Sector Eléctrico del Instituto de Economía de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), alerta por los altos costos de la electricidad en periodos de estiaje. “Este año, con el tiempo seco, el abastecimiento de las regiones Norte y Nordeste está perjudicando más que a las de las regiones Sudeste y Sur. No hay amenaza de racionamiento, pero la energía termina siendo cara por el aumento de la producción de las termoeléctricas[8].
Ya la profesora del departamento de Economía de la Universidade Federal Fluminense (UFF) Claude Cohen garantiza que el riesgo de falta de energía no está relacionado con la sequía. Para ella, la falta de lluvias no fue responsable por el racionamiento en 2001. “El sistema brasileño está proyectado para soportar cinco años de sequía seguidos. El responsable percibe que la reserva está bajando y tiene cinco años para adoptar una medida para tener oferta de energía. Hay tiempo, inclusive, para construir otra usina. El problema es no tomar decisiones a tiempo. El ONS piensa en eso antes y manda una solicitud al gobierno preguntando que hacer, inclusive si es posible colocar usinas que no sean hidroeléctricas en funcionamiento”, afirmó. Para garantizar la recuperación de las reservas, los niveles de agua deben ser mantenidos siempre por encima de un margen de seguridad a lo largo de dos años. La curva de aversión a riesgo es hecho por dos años. Es el volumen mínimo en que las reservas llegan y en que todas las térmicas pasan a funcionar, independientemente del mérito económico.



[1] Valor, “País já possui modelo regulatório consolidado e com normas claras”, (20/10)

[2] Estado de San Pablo, “Novas usinas condenam hidrovias”, (13/10)

[3] Monitor Mercantil, “Hidrelétricas pressionadas por ONGs e pelo setor aquaviário”, (18/10)

[4] En este momento, diversas partes de Brasil viven el drama del estiaje. En Amazonia, el bajo nivele del río Madeira causa preocupaciones, pues ha perjudicado el transporte de granos en barcazas por la hidrovía que permite el traslado de la soja producida en el Centro-Oeste hasta la Terminal de exportación de Cargill, en Santarém, en Pará. Cargill está siendo obligada a redireccionar a los puertos del Sur parte de la soja que sería exportada por Santarém, cuya Terminal realiza embarques para el exterior aproximadamente 1 millón de toneladas de granos por año. La exportación de la soja de Mato Grosso por la terminal de Santarém tiene ventajas logísticas. Además del menor coste de transporte por la hidrovia, la región Norte está más prójima de destinos europeos. Y Santos, además de congestionado, tiene tarifas más altas. Con la sequía, el Río Madeira alcanzó, los últimos meses, su nivel más bajo de los últimos 40 años.

[5] Valor, “Atraso nas linhas do Madeira pode elevar geração de energia térmica”, (14/10)

[6]  Rondonoticias, “Obras das usinas do Rio Madeira seguem em ritmo acelerado”, (21/10)

[7] O Globo, “Gasto com uso de termelétrica pode superar R$ 500 milhões caso a seca não acabe, diz NOS”, (14/10)

[8] G1, O Globo, “Especialistas dizem que risco de falta de energia é baixo”, (17/10)


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