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martes, 23 de noviembre de 2010

Geopolítica: Estados Unidos, China y la nueva geometría global

Bloqueadas las principales nuevas iniciativas domésticas tras la victoria republicana en las elecciones del mid-term, el presidente Barack Obama partió puntualmente para Asia, una arena mucho más prometedora. En ese continente, después de todo, está el crecimiento, y Obama está impaciente por obtener el golden ringrimland" de Eurasia, que emergen de los estados con más hidrocarburos en el mundo, uniendo a Arabia e Irán, potencias energéticas, con las economías en crecimiento del Pacífico. Llevándolos a la actualidad son divisiones artificiales productos de los estudios de la era de la Guerra Fría: ahora "Medio Oriente", "Sur de Asia", Sudeste Asiático" y el “Este de Asia" son parte de un solo continuum orgánico. En términos geopolíticos, las visitas presidenciales fueron por un desafío: el ascenso de China en la tierra y en el mar[1]. Más allá de ser un embajador de buena voluntad durante 10 días, Obama buscó ventas de bienes de consumo americanos duraderos, acuerdos por armas, una expansión del comercio, cooperación en energías verdes, y el mantenimiento de el equilibrio geopolítico en una región favorable para Estados Unidos. del suceso asiático. De hecho, el presidente ha estado enfrentando un nuevo mapa estratégico que va más allá de las guerras en Afganistán e Irak. En términos geográficos, dos de los países del itinerario, India e Indonesia, están en la misma región cada vez más fundamental: las áreas costeras del sur, o "
Con el declive de la economía americana aparecieron las dificultades en casa, sin embargo, la debilidad de Estados Unidos en la etapa mundial después de los excesos de la era George W. Bush hará improbablemente verdaderos breakthoughs en el extranjero. Añada a esto las obsesiones peculiares de la elite de poder en Washington, con respecto a Irán por ejemplo, y usted tiene un mix desagradable. Estas fijaciones típicamente americanas son vistas como una inconveniencia o peor en Asia, donde la poderosa hegemonía regional está cada vez más determinada por la carta de sus propios rumbos, incluso si en público ellos continúan con siguiendo con humor al tío Sam.
Aunque Estados Unidos es todavía la mayor economía mundial, tiene unas enormes deudas públicas y privadas así como debilidad de fundamentos. Rivalizando con una Unión Europea más integrada, está proyectado que será alcanzado económicamente por China en poco más de una década. Mientras en el first stop del presidente estadounidense, India, ahora tiene un producto bruto interior nominal de poco más de mil millones de dólares al año, creciendo también rápida y espectacularmente, y su PBI puede cuadruplicarse a principios de los años de 2020.
En su visita del 6 al 9 de noviembre a Mumbai y Nueva Delhi, Obama realizó acuerdos de negocios por cerca de 15 mil millones de dólares. Esto se traduce en aproximadamente 54.000 empleos americanos adicionales –casi todos concentrados en la industria de defensa, lo que podría extender una carrera armamentística global-, un life-jacket para un presidente que lucha por mantener su credibilidad en casa[2]. Independientemente de la aritmética de la estancia asiática de Obama, es el primero presidente estadounidense en arribar a esa parte del mundo con una misión especial de venta difícil del America Inc. Esta inversión de roles hace cuatro décadas habría sido imposible. Aproximadamente 15 mil millones de dólares en acuerdos con India durante la visita de Obama contrasta con 1.6 mil millones de ayuda del gobierno estadounidense dio a India en 1960, con el 92% de los cuales fueron alimentos.
Desde 1951, los Americanos dieron 15.4 mil millones de dólares (59 mil millones de dólares en la valoración actual de los dólares) en ayuda para desarrollar la educación, la salud, el medio ambiente, la ciencia y la tecnología, governance training, construcción de 1.000 sistemas de irrigación y establecimiento de colegios técnicos, incluyendo el respetado Indian Institute of Technology en Kanpur y Kharagpur. Este era un período de payback.
Entre 2004 y 2009, las empresas indias invirtieron 25 mil millones de dólares en Estados Unidos, incluyendo fusiones y adquisiciones de empresas estadounidenses. Esto rompió la percepción de que India es simplemente un glorificado call-center que roba empleos americanos, un punto reconocido con cuidado por Obama durante su visita. En el futuro cercano se esperan grandes inversiones indias en Electricidad, minería, energía, petróleo y gas, con los sectores farmacéuticos, asistencia médica, tecnología de la información, entertainment y medios de comunicación hacer subir en volumen de acuerdos, en lo que parece ser una nueva era de hermandad de negocios Indo-estadounidense.
India tiene un pie en Occidente y otro en Asia, lo que le plantea un dilema que se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando los indios, entonces parte del imperio británico, tuvieron que elegir entre unirse a los japoneses o luchar junto a los que les gobernaban colonialmente. La respuesta fue entonces una de cal y otra de arena. Las tropas indias bajo el mando británico pelearon contra los japoneses; por el contrario, el denominado Ejercito Nacional Indio se unió a los nipones. Más de medio siglo después, los protagonistas cambiaron, pero India aún no suelta prenda.



¿Hacia dónde mira ahora India?


Washington la mima porque teme la hegemonía china en Asia. La prueba es el acuerdo firmado por George W. Bush para levantar el embargo de tecnología nuclear que pesa sobre India desde hace tres decenios. El compromiso, que aún debe ser ratificado por los respectivos parlamentos, significa una recompensa para un país que construyó en secreto la bomba atómica, ha realizado cinco pruebas nucleares en ocho años y no ha firmado el tratado de No Proliferación. Bush quería que India fuera un socio estratégico; Obama también lo quiere. Pero la realidad se va modificando.
Robert Kaplan, antiguo neoconservador -concepto en desuso tras la salida de George W. Bush de Washington- sostiene, no sin premeditación y con el consabido impulso confrontador, que la emergencia de India como gran poder euroasiático constituye una de las mejores noticias para los estrategas americanos desde el final de la guerra fría. Y cae en el lugar común, el equilibrio sobre China.
Washington estuvo de acuerdo en el principio con la doctrina de defensa india, que permite a un limitado pero muy fuerte counter-attack contra Pakistán en caso de un ataque terrorista en India apoyado por Islamabad. Una aprobación de Estados Unidos y un silencio de Pakistán -aunque con algunas quejas- indican el fuerte apoyo político y económico y por lo tanto también un ascenso de Nueva Delhi. Este ascenso ha sido subrayado por la expresión de Washignton de apoyar un asiento permanente para India en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Japón ya ha gritado en contra de esta oferta, considerando sus años de ambiciones diplomáticas en Naciones Unidas. Pero el gesto no es contra Japón, debe objetivamente neutralizar las ambiciones de China en Asia.
India podría ser el primer país en la historia moderna que aspira a tomar asiento en la mesa de influencia global de Naciones Unidas antes de haber desterrado la pobreza a grandes cantidades de personas y haber mostrado de un fuerte sentido de objetivos a nivel nacional[3]. Según el portal LiveMint además India tiene que remover su bottlencks en infraestructura para mantener un crecimiento del 10%, y contener el extremismo de izquierda[4].Además, es muy difícil pensar que en el futuro, un país, tanto más rico como China, podría ser el líder absoluto en la región sobre países ambiciosos como India, Japón y aún Vietnam, Corea del Sur e Indonesia
La era del predominio americano, en otras palabras, está quedando atrás, y el tiempo (solamente después de la Segunda Guerra Mundial) en que Estados Unidos representaba la mitad de la economía mundial, es parte de una débil memoria. El impulso impar americano de invertir pesado en la guerra perpetua en el extranjero, incluyen los gastos "relacionados con la defensa" en cerca de mil millones de dólares anuales, ha sido un factor significativo para debilitar más al país en su espacio global. La mayor parte de las armas convencionales de las cuales Estados Unidos sigue despilfarrando dinero aún no pueden ser desplegadas contra potencias nucleares como Rusia, China e India, surgiendo como competidores claves cuando se acercan a los mercados globales de recursos y las proyecciones de fuerzas regionales. Esas mismas armas convencionales demostraron ser apenas más útiles (en el sentido de alcanzar una victoria rápida y decisiva, o todavía la victoria en absoluto) en las guerras no convencionales. Estados Unidos se sumergió repetidamente en una tentativa imprudente de ocupar naciones asiáticas enteras, en especial en la etapa Bush, provocando aún más claramente perplejidad en los rivales de Washington. 
Las reservas de armas americanas (y los copiosos planes para tener más versiones high-tech en un futuro distante) son por lo tanto notablemente irrelevantes para su situación. Mientras tanto, su economía, está incubada en deudas incurridas por los sprees de gastos militares y guerras.
 La debilidad de Estados Unidos en Asia quedó demostrada por una serie de rechazos por parte de los powers regionales a sus tentativas de acercamientos. Por ejemplo, cuando estalló una riña entre China y Japón sobre una colisión en el mar cerca de las disputadas Islas Senkaku, la Ministra de Asuntos Exteriores Hillary Clinton ofreció mediar.  La oferta fue rechazada por los chinos, que tienen paradas deliberadamente las exportaciones de metales raros estratégicos a Japón y Estados Unidos como una estratagema negociadora dura[5]. Independientemente del objetivo, el retraso de los envíos sirve como n llamado de atención sobre la realidad que China tiene un monopolio virtual en esos metales.
China considera que al agrupar a las naciones en diversas categorías, tales como aliados, socios y rivales, la administración Obama está diciendo que en esencia no es muy diferente de la administración anterior y que no podrá seguir siendo imparcial al mediar en desacuerdos entre estas naciones. “Asia está sumida en una pulseada entre las fuerzas de la división y las de la integración”, sostiene el People´s Daily, diario oficial chino.
En respuesta, la administración Obama rápidamente se volvió circunspecta, afirmando que las islas poseen compromisos norteamericanos para defender a Japón por el momento, no tomaría ninguna posición. Y caen los interpretes: "Sin duda Obama tenía en mente a China, quiso enviar una señal que Japón es un aliado muy importante, y que Estados Unidos podría usar su posición en Asia, por Japón, para counterbalance China", dijo Koichi Nakano, profesor de ciencias políticas en la Sophia University en Tokio[6].
En los últimos años China envió navíos armados a los que llamó "barcos de patrulla de la industria pesquera" al Mar del sur de China, insistiendo en que proporcionaban protección a los barcos pesqueros chinos en el área. Sin embargo, muchos observadores creen que el movimiento es para poner un control chino eficaz en el área[7].





Esta clase de impotencia regional es sólo reforzada por el "America's perpetual war machine"multiple-personality a Paquistán, y la tentativa obsesiva de su administración de aislar y castigar a Irán. En la reunión del Grupo de los 20 realizado en Seúl, por ejemplo, Irán estaba en el orden del día para Obama. Este otoño, Corea del Sur, cercano aliado americano, manejó un juego, un paso adelante, dos pasos de distancia con respecto a la sanciones apoyadas por Washington contra ese país rico en energía.[8]  Corea del Sur y Japón están cada vez más en la órbita económica de China en vista de la continuidad de la expansión y de su tamaño.[9] (aunque algunas veces vacilando). Obama no puede esquivar las controversias provocadas por la guerra afgana, su acercamiento
China es el última país grande con una industria energética que todavía invierte activamente en Irán, y en Washington sospechan que algunas de sus firmas transfieren tecnología que podría ayudar a los iraníes en sus proyectos de investigación de energía nuclear. Esta manzana de la discordia probablemente formó parte de las conversaciones entre Obama y Hu Jintao en el marco del G20. Las relaciones tensas entre Washington y Beijing sobre el masivo déficit de balanza comercial que Estados Unidos tiene con China (que la administración Obama atribuye, en parte, a una moneda china sobrevaluada), no dio espacio para hablar de otros temas discutibles. China es importante en la diplomacia americana, tan importante es que solamente mirando el mapa de ruta, el presidente Obama parece haber dibujado un círculo alrededor de un elemento clave en su viaje a Asia: China.


Otro neo-con que embarra la cancha es Charles Krauthammer, que en la página del Washington Post hace una mezquina analogía considerando a la China moderna como la Alemania de hace un siglo -ascendente, expansionista, un no-poder que busca su lugar bajo el sol. "La historia de la primera mitad del siglo XX muestra la tentativa de Europa de manejar el ascenso de Alemania. Sabemos como resultó esto. La historia del próximo medio siglo será cómo se acomoda Asia y/o contiene la expansión China[10].  (En el mundo académico e intelectual norteamericano no se produjo un cambio en el pensamiento estratégico continuando con las vetustas y anacrónicas cuartadas del malo latente que amenaza la paz mundial y la justificación del uso de la fuerza; términos como contención, balance de poder son los rótulos fijos que no toman en consideración los cambios y transformaciones estructurales producidos en las últimas décadas).
Tras alentar las similitudes con India (democracia, habla inglesa, libre mercado, autoridad de las leyes), Krauthammer habla de los imperativos estratégicos de Estados Unidos: "Afrontamos una amenaza común el Islam radical y un desafió de más largo plazo el ascenso de China". "China no es ningún enemigopero permanece un adversario inquietante. Es por lo que India debe ser centro de nuestra diplomacia asiática". Según la contraparte China, “en Asia, la política exterior estadounidense propende avivar los desacuerdos entre los países, y en especial a incitarlos contra China. Al final, espera recoger los frutos de su discordia”. –matiza-,
La reacción correcta no es la contención. Una analogía, otra más, también fácil está siendo realizada entre la respuesta americana a la Unión Soviética y la política de Washington hacia China. La Unión Soviética era un adversario agresivo global. Activamente amenazó a los países Occidentales y a sus aliados, apoyó guerras y movimientos guerrilleros, y financió a adversarios, todo apuntalando la desestabilización de los intereses Occidentales. Ídem a la inversa. China, por el contrario, decidió firmar la orden global patrocinada por Occidente, participando del sistema de comercio y manteniendo las relaciones de cooperación con Occidente. Las economías estadounidenses y chinas están estrechamente entrelazadas. Independientemente de las diferencias entre Beijing y Washington, es importante ponerlos en perspectiva. Sus desacuerdos sobre las monedas y el comercio, menos acalorado que aquellos entre Estados Unidos y Japón a finales de los años 1980 y principios de los 90, no hacen una Guerra Fría.
Según Thomas Friedman, Washington no trata de contener a China de la manera que lo hicieron con la Unión Soviética, pero el presidente Obama no gastó solamente sus tres días en India para mejorar su yoga[11].  El People's Daily va más allá en un comentario: “El tour de Obama como un torbellino es una prueba que Estados Unidos cambió el enfoque estratégico de Beijing a Delhi"[12].
América no puede poner todo su enfoque sobre China, a riesgo de alienarse con otros países temerosos de ser aplastados por una alianza sino-americana. Además, hubo un problema de fechas y oportunidades. Mientras Obama estaba en Asia, Hu Jintao volaba a Europa para visitar Francia y Portugal, y el primer ministro británico David Cameron estaba en Beijing. Pero están son sólo formalidades. El verdadero problema es que los diplomáticos de ambos países pelearon por arreglar un viaje de Hu a América. El viaje ha sido retrasado y sólo ocurrirá en enero[13].



Veinte acuerdos importantes durante la visita de Obama, inversiones incluidas y colaboración Indo-estadounidense en infraestructura, energía, green tech y aún pronósticos de monzones. Entre los acuerdos son:

*Un acuerdo preliminar para Boeing para vender 10 aviones de transporte militar C-17 Globemaster III en 4.1 mil millones de dólares. Esto crearía 22.160 nuevos empleos a través de Estados Unidos, incluyendo miles en Hartford y Middleton, Connecticut, donde los motores de Pratt & Whitney se hacen para impulsar los C-17 Globemaster III.

*SpiceJet, una de las principales líneas áreas de India por presupuesto, para comprar 30 Boeing 737-800 en una valor de 2.7 mil millones de dólares y dando trabajo a 12.970 personas en Estados Unidos.

*General Electric venderá 107 motores de aviones de combate F-414 a su fuerza aérea, y turbinas a una firma de energía con un costo de 822 millones de dólares y garantizará 4.440 empleos americanos. Las turbinas que proveerá GE son para la empresa Reliance Power de Anil Ambani por una suma cercana a los 750 millones de dólares.

*La legendaria firma estadounidense Harley-Davidson planea tener una nueva planta en la India para ensamblar motocicletas, después de haber anunciado hace meses que este año lanzará 12 de sus modelos al mercado en ese país.


Fareed Zakaria, escribió en The Wasinghton Post, “Two years ago Barack Obama was superman. Now he can't do anything right”[14]. Si el presidente realmente preparaba un viaje comercial, alguien lo envió a los sitios incorrectos. Sólo uno de los países que visitó (Japón) está entre los seis primeros destinos para las exportaciones estadounidenses. Podría haber ahorrado mucho combustible y viajar a Canadá y México, que juntos compran 20 veces tanto bienes y servicios americanos como hace India y 10 veces como Corea del Sur (Indonesia no está aún entre los primeros 20 países de compra de exportaciones estadounidenses).
Por muchos años, los analistas han argumentado que el centro de gravedad en la geopolítica cambiaba inexorablemente del Oeste al Este, de la vieja Europa a la Nueva Asia, a contracorriente de lo que afirma Zakaria más arriba. Seguramente la lista de viajes de la administración Obama parecería indicar un cambio en el enfoque estratégico a Asia.



[1] The New York Times, “Obama Takes Asia by Sea”, (11/11)

[2] Asia Times, Obama's US$15 bn Indian take-away”, (17/11)

[3] LiveMint, “Has India really emerged?”, (9/11)

[4] LiveMint, “India can, declares Obama; but will it?”, (9/11)

[5] Forbes, Blog, “Rare Earths: Countering China”, (16/11)

[6] Christian Science Monitor, “Back from Asia, Obama weighs strategic partnerships, China's economic muscle”, (15/11)

[7] Yomiuri Shimbun, “China 'must respect intl law' / Obama answers Yomiuri questions on Asia security, U.S. alliance”, (12/11)

[8] Los Angeles Times, “Obama makes last Asia-trip pitch for U.S. exports”, (13/11)

[9] The Wall Street Journal, “Obama Tries to Repair Damage”, (13/11)

[10] The Washigton Post, “Why President Obama is right about India”, (12/11)

[11] The New York Times, “Containment-Lite”, (9/11)

[12] Asia Times, “Obama cleaves Asian rift”, (17/11)

[13] Asia Times, “Hu's chance to dance”, (18/11)

[14] The Washington Post, “Hedged bets on China”, (15/11)

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