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sábado, 20 de noviembre de 2010

¿Por qué continúan los subsidios a los biocombustibles en Estados Unidos?

La actual política estadounidense de biocombustibles beneficia al lobby agrícola industrial mientras falla en abastecer las necesidades de los norteamericanos. Algunas de las corporaciones más grandes del mundo recibieron una innecesaria duplicación de los subsidios, que incluye un mandato de consumo, varios tax credits, y una tarifa protectora.
Según reza el informe, titulado “Buying Bills: How the Biofuels Industry Influences congress to Waste Your Taxpayer Dollars” están basados en datos públicos que muestran el lobby de la industria y las contribuciones de campaña que excedieron los 22 millones de dólares en los años recientes. Los consumidores norteamericanos continúan pagando en el surtidor por combustibles que destruyen el ecosistema nativo, aumenta la polución del aire y del agua, y contribuye al aumento de los precios de los alimentos locales e internacionales. Aún así, el Congreso sigue prodigando a la industria con unas decenas de miles de millones de dólares.
Estos obsequios son parte de un sistema de intercambio establecido corporate money for political influence. Las corporaciones poderosas como Archer Daniels Midland (ADM) y Monsanto tienen líneas en el Congreso con contribuciones a la política, mientras que los grupos de la industria de energía como Renewable Fuels Association y Growth Energy gastan millones de dólares en lobbys. La importancia del dinero en la política sólo se intensificará. En enero de 2010 la Corte Suprema gobernó en Ciudadanos Unidos v. Federal Election Commission que las corporaciones tienen derecho a gastar cantidades de dinero ilimitadas para influir en las elecciones estatales y federales (ver informe anterior).
Algunos analistas creen que esta infusión de dinero corporativo sólo aumentará la corrupción y la disminuirá la transparencia en la política. Un ejemplo de la acogedora relación entre los legisladores y los intereses especiales está ilustrado en el debate de la reforma financiera. Un artículo reciente del Washington Post reveló que varios miembros del House Financial Services y el House Ways and Means Committes pueden haber recibido donaciones impropias unos días antes de votar la regulación financiera. Esas donaciones vinieron de las mismas firmas de Wall Street que se habrían afectado. Ante la legislación para reformar el sector financiero en Estados Unidos, las firmas de la industria gastaron más de 100 millones de dólares en lobby solamente este año.
Los empleados y lobbystas para empresas y asociaciones de biocombustibles  juegan un rol importante en la creación de la política de biocombustibles. Esta influencia no es sólo evidente en su lobby del Congreso, sino también en las donaciones personales que ellos hacen a los PACs que financian las campañas electorales de los legisladores. Este tipo de donación da un mayor acceso político al lobby y puede causar una legislación más favorable. La influencia política de la industria de los biocombustibles es a través de numerosas vías: empresas de biocombustibles, productores de feedstock, y el agribusinesses. Cada uno de estos grupos y sus respectivas asociaciones de negocios canaliza el dinero desde tres approaches examinados: gastos de lobby, donaciones de lobby, y donaciones al comité de acción política.

Lobbying expenditures: en el informe se examina 50 empresas y grupos de la industria que se especializan en biocombustibles. En 2007, el año que EISA (Energy Independence and Security Act) fue pasado y el RFS se quintuplicó, los grupos de la industria de biocombustibles gastaron 4.6 millones de dólares en gastos de lobby. El año siguiente, la industria de biocombustibles gastó aproximadamente 4.9 millones de dólares en lobby. Esos gastos coincidieron con el pasaje del 2008 Farm Bill, que incluyó las nuevas provisiones de biocombustibles que contribuyeron al crecimiento de los precios de los alimentos y la subsecuente crisis alimentaría global. En 2009, cuando el Environmental Protection Agency (EPA) introdujo la contabilidad de los gases de efecto invernadero para los biocombustibles y la ley del clima de la House pasó, ambas de las que despojaron al calentamiento global y las salvaguardas de los ecosistemas naturales, la industria de biocombustibles gastó 7.3 millones de dólares para lobby. Y hasta ahora en 2010, con la industria con pie afuera en las subvenciones como el Volumetric Ethanol Excise Tax Credit (VEETC) que ofrece un crédito de 0.45 dólares por cada galón de etano puro mezclado en la gasolina, la industria gastó 4.6 millones de dólares en lobby.

Mientras hay una plétora de diferentes empresas directamente involucradas en la producción de biocombustibles, son representadas principalmente por un puñado de grupos de la industria que hacen lobby a su nombre. El National Biodiesel Board, la Renewable Fuels Association y Growth Energy, por ejemplo, representan más de un tercio del poder de lobby de la industria de biocombustibles.

* National Biodiesel Board (NBB): Impulsa un fuerte apoyo público al sector del biodiesel, principalmente por tax credits. En su website clama por el pasaje de lo que irónicamente llama bills como el American Jobs and Closing Tax Loopholes Act, que procuró ampliar incentivos de impuestos al biodiesel.

* Renewable Fuels Association (RFA): Fundado en 1981, RFA es uno de los grupos de presión sobre biocombustibles más viejos. A pesar de su insistencia que los biocombustibles son una alternativa limpia al petróleo, RFA ha abogado, por mucho tiempo, contra las normas de sostenibilidad  en la política de biocombustibles y luchó por desarmar los standards del calentamiento global en el RFS. Además, RFA está publicando informes pretenciosos que exageran los impactos potenciales del final de los subsidios al etanol.

* POET LLC: Esta empresa no es sólo el principal productora de etanol -maneja 27 plantas en siete estados- sin también tiene su propio PAC, el POET Political Action Committee (POET PAC).[1] En abril, el jefe ejecutivo de POET, dijo que la industria del etanol es dependiente de las ampliaciones de los subsidios fiscales del Congreso.

* Growth Energy: Entre los miembros de Growth Energy se encuentran docenas de productores de etanol, asociaciones de cosecha de maíz y empresas de biología sintética. Buscando impacto político, el general retirado Wesley Clark fue reclutado para co-presidir el consejo de Growth Energy. Su sitio web procura desacreditar los impactos medioambientales de producción de biocombustibles de forma indirecta en el uso de la tierra, aún cuando el Congreso ya incluyó esta exigencia en la contabilidad para emisiones en EISA 2007. El sitio declaró su apoyo de Growth Energy a aumentar la cantidad de etanol en los tanques de 10 a 15% y todavía pone al VEETC en una luz positiva a pesar de un reciente cambio de posición sobre el subsidio. Ellos también siguen insistiendo en un mayor acceso al mercado de mezclas de etanol en el surtidor de combustible mediante el llamado a la inversión pública en la infraestructura de distribución de etanol.

*Sapphire Energy: Fundado en 2007, Sapphire es conocido como el mejor en la promoción del uso de algas genéticamente modificadas para biocombustibles, a pesar que no hay ninguna prueba de seguridad de estos organismos para la salud pública o el medioambiente. Sapphire tiene actualmente en ingeniería miles de filamentos de algas genéticamente modificados y probablemente usará estos organismos en facilities de producción abiertas (ampliándose a través de varios cientos de acres) que ha sido financiado con el dinero público por el Departmente of Energy y el Departament of Agriculture.

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