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jueves, 17 de febrero de 2011

¿Cómo el etanol de maíz puede cumplir con los objetivos estadounidenses?


¿Porqué Estados Unidos, uno de los mayores exportadores agrícolas del mundo, se dedican cada vez más a cultivar maíz para etanol? La tabla más cercana, basada en datos del Department of Agricultura (USDA), muestra una notable tendencia en una década. En 2001, sólo el 7% del maíz estadounidense fue a parar al etanol, o aproximadamente 707 millones de bushels. En 2010, la parte del etanol correspondió a un 39,4%, o casi cinco mil millones de bushels del total de la producción estadounidense de 12.45 mil millones de bushels. Cuatro de cada diez rows de maíz van ahora a producir combustible para autos o camiones estadounidenses, no a alimentos o comidas.[1] Los Angeles Times, es bastante gráfico: "get ready for higher grocery store bills and restaurant checks" (prepárese para las cuentas más altas en los supermercados y de los restaurant). Esta tendencia es el resultado deliberado de una política diseñada para subvencionar al etanol. A mediados de la década pasada el Congreso comenzó a legislar mandatos sobre renovables y muchos estados prohibieron el MTBE, que había competido con el etanol.
El Economic Research Service del USDA espera que los precios de todos los alimentos suban 2 al 3% este año. La suba proyectada viene después de una estabilidad de precios relativos en los últimos años. El índice de todos los alimentos mostró un aumento modesto del 0.8% a partir de 2009 hasta 2010, y una subida solamente del 0.3% en los precios para los consumidores de alimentos en casa, las tasas más bajas de inflación en alimentos vistas en Estados Unidos desde 1962 y 1967, respectivamente[2]. La cadena de comida rápida McDonald advirtió que piensa aumentar el precio de algunos ítems de su menú para compensar los costos crecientes de la carne. Los representantes de la empresa dijeron que el precio promedio del fast-food chain de los ingredientes más usados -como el pollo, el trigo y el queso- podrían aumentar tanto como 2,5% en 2011. Y otros lideres como la compañía de packaged de comida Kraft Foods Inc. y Sara Lee Corp., advirtieron a los consumidores sobre mayores precios para este año.


Los agricultores estadounidenses representan aproximadamente el 39% de la producción de maíz en el mundo y aproximadamente el 16% de esa cosecha es exportada, entonces los stocks de maíz estadounidense pueden influir en el precio mundial. La demanda de los países en desarrollo como China también juega un rol en el crecimiento de los precios, y a nuestro parecer la floja política monetaria de la Reserva Federal estadounidense que aumentó el precio de casi todas las materias primas negociadas en dólares. Pero la reducción del suministro de alimentos procedentes del maíz indudablemente importa. Aproximadamente el 40% de la producción de maíz estadounidense es usado para producir comida para animales. Como el precio del maíz sube, la carne, las aves de corral y otros precios también suben. El squeeze de los precios contribuyó en los últimos tiempos a la bancarrota de empresas como la texana Pilgrim Pride Corp y Townsends Inc., con sede en Delaware, que producía aves de corral.
Este daño coincide con el creciente consenso general de que el etanol no alcanza ninguno de los objetivos políticos presupuestos. Los partidarios del etanol demandan que biocombustible reduce la dependencia estadounidense de petróleo extranjero y proporciona una fuente de energía limpia. Pero el científico de la Universidad Cornell, David Pimentel calcula que si toda la cosecha de maíz fuera dedicada a la producción de etanol, satisfaría sólo el 4% del consumo de petróleo estadounidense. Environmental Protection Agency encontró que la producción de etanol tiene un impacto de mínimo a negativo en el medio ambiente. Incluso Al Gore, alguna vez evangelista del etanol, ahora dice que su apoyo tenía más que ver con la política presidencia en Iowa y admite que el combustible proporciona poco o ningún beneficio ambiental.
Al mismo tiempo que el mundo necesitará más maíz y otros granos, no tiene ningún sentido dedicar tierras de labranza, de por si escasas, para hacer un combustible que existe sólo debido a los subsidios de los contribuyentes. Si los suministros de alimentos son apremiantes y los precios suben, esa política pronta se hará inmoral.


[1] The Wall Street Journal, “Amber Waves of Ethanol”, (22/1)

[2] Los Angeles Times, “USDA expects food prices to rise 2% to 3% this year”, (26/1)


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